Aunque nuestra puerta de entrada a la isla Norte fue Auckland, salimos dirección Este sin acercarnos a la ciudad. Al principio el paisaje nos desilusiona un poco, acostumbrados a las verdes y perfectas colinas de la isla sur, aquí todo aparece menos vistoso, apenas se ven algunas vacas delgaduchas y no hay ni rastro de los divertidos corderos que nos acompañaban en la otra isla.
Llegamos a una enorme bahía y el primer pueblo que cruzamos es Thames, un encantador pueblecito con unos cuantos comercios entre los que destaca una enorme librería en la que las dependientas se han dedicado a colocar cartelitos en la mayoría de los libros, recomendando algunos, danto pistas de otros libros similares, o pequeños recortes de criticas aparecidas en revistas y periódicos.
Seguimos bordeando el mar hacia el Norte por una carretera muy vistosa desde la que se pueden ver los diferentes tipos de rocas que forman las playas, en la mayoría la vegetación asoma entre las piedras formando un curioso paisaje. Tras un rato de camino subimos a un alto y tras cruzar un pequeño puerto volvemos a bajar dejando a un lado unos enormes viveros de marisco.
Llegamos a Coromandel Town y nos encontramos con un pueblecito que mucha gente toma como base para visitar la zona así que esta bien surtido de locales para comer y rellenar la despensa. Al estar fuera de temporada hay sitio de sobra para dormir y a muy buenos precios.
Al día siguiente recorremos la carretera que cruza las montañas y al llegar a la otra costa tomamos un desvió hacia Whangapoua donde damos un paseo por una playa en la que parecemos molestar a una enorme bandada de pájaros que se mueven en grupo esquivando nuestro recorrido, vemos a un par de pájaros de otra especie un poco aparte, pero parece que tampoco les emociona tenernos de compañía así que les dejamos tranquilos y nos vamos, antes de llegar a la carretera principal pasando una zona de pastos vemos decenas de pavos y pavas reales así como uno albino, que no sabia ni que existiera. Camino de Whitianga tomamos otro desvió para ver Opito Bay, el camino es a través de un monte y las cien curvas que subimos permiten ver un paisaje de costa muy abrupto pero precioso.
La bahía esta cubierta de una arena blanca perfecta donde solo sobresalen las diferentes ramas y conchas arrastradas por la marea. El tener la playa para nosotros solos es un plus así que sin pájaros ni personas a la vista nos sentamos un rato a disfrutar de las vistas. A la vuelta vemos a un Ranger solitario que mira sin poder hacer nada un desprendimiento que se ha llevado un carril entero, lo señaliza pero no se le ve estresado,aquí esto debe ser habitual…..
Un poco desilusionados sacamos alguna foto ya que el sitio es muy bonito y hacemos el camino de vuelta durante el que caen un par de chaparrones pero que esquivamos gracias a la frondosa vegetación
Después nos acercamos a Hot Water Beach, una playa en la que debido a unos manantiales subterráneos con agua a altas temperaturas, si cavas en la playa los hoyos se llenan de agua caliente.
Salimos de la peninsula de Coromandel para llegar a Tauranga, una ciudad bastante grande en la que dormimos en uno de los peores antros que hemos tenido el placer de visitar, el precio eso si, reventado pero cuando me preguntan si la otra persona q¡en la habitación es mi pareja me dejan descolocado, tengo pinta de acompañarme de profesionales ????????