Cuando llegas a la entrada de visitantes la vista ya es otra, es mucho mas grande incluso de lo que parecía, y al igual que cuentan del Taj Majal, por muchas fotos que hayas visto ninguna le hace justicia, puede que algunas lo muestren incluso mas bonito de lo que es, pero ninguno lo enseña como es de verdad. Ninguna nos deja ver todas y cada una de las grietas, de las hendiduras, las laderas, algunas suaves, otras como paredes.
Los rastros de tierra casi negra que deja el agua por los sitios que cae cuando llueve hasta llenar las pozas que rodean la base de la montaña. Algunas de ellas todavía tienen agua y ayudan a que descubramos vistas que jamas habíamos visto en ninguna de esas miles de fotos que hemos visto.
El paseo se hace sin dificultad y toma entre unas tres horas incluyendo las infinitas paradas para sacar fotos, ademas ayuda la hora y el viento frío. No hay demasiada gente con la que cruzarse en el camino, y se agradece el silencio para poder disfrutar de la vista, de las cuevas, de las pinturas de todo lo que compone este monolito rojo.
No todo podía ser color de rosas, en el tour incluían una visión de Uluru al atardecer con una copa de champanes para disfrutar de una vista exclusiva y un momento único. Champagne si, vale había champagne e incluso aperitivos, pero exclusiva, como que no, cientos de personas se amontonan en una única franja de tierra al borde de una cuerda con multitud de mesas iguales, para hacer lo mismo y a la vez.
La gente trata de ser original pero esta todo inventado, foto a través de la copa, hecho, foto sujetando Uluru, hecho, saltando, hecho también, de repente se me ocurre, sacarla boca abajo, lo hago pero ademas seguro que alguien ya lo ha hecho.
me da miedo pero la quiero ver siempre y cuando no vea agua porq eso si me mata de miedo
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